La raza en el conteo del Censo

Desde 1790, cuando se llevó a cabo el primer Censo en los Estados Unidos, el gobierno ha tenido interés particular en conocer la raza de sus habitantes. En aquellos tiempos las categorías incluían hombres blancos libres, mujeres blancas libres, otras personas libres y esclavos. Como fueron cambiando las cosas y las políticas, en 1850 introdujeron en el cuestionario los términos negro y mulato, libres y esclavos; en 1860 los indígenas norteamericanos fueron contados en esa categoría por primera vez, y en 1890 el conteo incluyó a quienes vivían en tierras tribales y reservaciones. A partir de 1980 se introdujo entre las preguntas la referente a la etnicidad de la persona en cuanto a si era latina, y luego pasaban a responder la que tocaba a la raza a la que pertenecían.

Hasta el Censo de 2020 los encuestados tenían dos preguntas respecto de la etnicidad y raza de las personas blancas y negras, con la opción de escribir el país de origen; los indígenas norteamericanos y de Alaska tenían la palabra para nombrar a la tribu a la que pertenecían y los asiáticos también pudieron apuntar el territorio de donde eran originarios. Para el siguiente, a realizarse en el 2030, se propone que las personas del Oriente Medio o del Norte de África tengan también su propia categoría, con lo que habrá siete grupos raciales mayores y se podrá elegir más de uno. La intención es producir información sobre la raza y etnicidad que sea más exacta, y que se convierta en un estándar común para cuando las agencias federales recolecten ese tipo de datos.

Hoy en día, en Estados Unidos, no todas las personas adultas están de acuerdo en que el Censo pregunte por la raza y etnicidad de las personas; el 66% de las entrevistadas por el Pew Research Center recientemente para el ensayo “Counting Race: How the Census Measures Identity and What Americans Think About It”, considera que es más importante preguntar por la edad de los individuos; y 62% apoya la que se refiere al estatus migratorio que, por cierto, la administración del presidente Trump está intentando agregar al cuestionario del siguiente Censo. El 46% de los participantes en la encuesta del Pew estuvo de acuerdo en las preguntas sobre la raza, 33% se opusieron a ella y el restante 21% no estuvo seguro al respecto; entre los del segundo grupo, las razones para su postura fueron desde que la raza no es importante, todos los humanos son iguales, el contarla puede conducir al sesgo y la discriminación, la información podría ser empleada mal y porque lo consideran una violación a la privacidad. La Oficina del Censo ha confirmado que en el nuevo formato serán combinadas las preguntas sobre raza y origen hispano en una sola.

Para poner en perspectiva esto de la raza, el cuestionario del censo mexicano pregunta en qué estado de
la República Mexicana o país nació la persona, por sus antepasados y de acuerdo con sus costumbres y tradiciones si se considera afromexicano, negro o afrodescendiente, si habla alguna lengua indígena o dialecto y puede especificarlo. En el que hacen en El Salvador, la única pregunta relativa es si se considera o identifica con algún pueblo indígena o con antepasados negros; en Guatemala cuentan a la población maya por comunidad lingüística, y en Venezuela preguntan cuál es el país de procedencia.

Sin embargo, hoy por hoy, el conteo de la población impacta en una cantidad de aspectos de la vida diaria de las personas, como es el caso de las delimitaciones, siempre cambiantes dependiendo del número de habitantes, de los distritos electorales, la distribución de los recursos del gobierno para salud, educación, vivienda y programas de infraestructura, y ayuda a entender las diferencias entre comunidades respecto a temas como educación, pobreza, riqueza, etcétera. Los resultados del censo suponen una imagen de cómo la población se va a sí misma.

Cambios propuestos para el próximo Censo
En resumen, la propuesta de la Oficina del Censo es combinar la que se refiere a si la persona es de origen hispano, latino o español con la de la raza; y quiere agregar una nueva categoría para las personas del Oriente Medio y África del Norte porque hasta ahora las agrupan en la de los blancos. Falta ver la versión final del cuestionario, por lo que es importante estar al pendiente de las actualizaciones y anuncios que hagan al respecto. El 2030 está más cerca de lo que se ve.